sábado, 8 de mayo de 2010

Rey Midas en tierra de errores: el corrector


Una vez que el manuscrito ha sido seleccionado para publicarse, el corrector de estilo debe de hacer lo suyo. A través de la corrección se pretende que el texto se acerque cuanto más pueda a la confiable transmisión de las ideas del autor de la manera más entendible y precisa. Las ambigüedades no se permiten. Para lograr lo anterior, el corrector de estilo debe cuidar las siguientes siete categorías:

Legibilidad: Sencillo, toda palabra debe ser legible, que se entienda lo que se lee.

Unificación: Si un texto carece de unidad, la intención del texto puede verse atropellada a causa de las trabas en el lenguaje. El texto debe tener uniformidad en cuanto a las reglas de sintaxis (ortografía, puntuación, acentuación, estructura de las oraciones) y sentido (lo que el texto pretende). El manual de estilo se utiliza en etapa para reducir las confusiones en cuanto al uso de una u otra opción lingüística. Lo principal es decir lo mismo que el autor pero de la forma correcta (de existir algún tipo de error claro está).

Existen normas generales y usos particulares del lenguaje. La elección depende tanto del corrector de estilo, como del autor y principalmente: del jefe (entiéndase sobre la posición del medio de comunicación o casa editorial).

Gramática: Las correcciones se hacen para eliminar las confusiones y errores de sintaxis, pero sin alterar el estilo e ideas del autor.

Claridad y estilo: de nuevo, SIN ALTERAR LO QUE QUIERE DECIR EL AUTOR.

Veracidad de la información: El texto no puede modificarse a favor de lo que el corrector “cree” que el autor quiere decir, sino que el eje debe ser la veracidad del texto. En el caso de publicaciones de investigación, los datos presentados deben ser veraces y estar apoyados en hechos comprobables.

Propiedad y legalidad: Las correcciones siempre deben entrar en el marco legal, así que los manuscritos no deben violar la ley copyright nacional e internacional.

Detalles de producción: Espacios entre párrafo y párrafo, sangrías, interlineado, márgenes, índice, pie de página, encabezado, son todos aspectos que el corrector de estilo debe tener en cuenta. El editor está presente en todo momento de la producción, él y el corrector conforman un equipo para la supervisión del texto, la cual va más allá de la corrección del texto. Se trata de ver al toro como un entero, no sólo como un bistec.

El corrector es alguien preparado, con un cúmulo de conocimientos lo suficientemente amplio para poder ver más allá de los errores; debe ser también honesto y reconocer que una sóla persona no puede saberlo todo, así que puede auxiliarse de libros especializados en corrección de estilo (pslm= por si las moscas), aunque… acá entre ‘nos, tienen tanta experiencia, que ésta rebasa su trabajo.

• DATUS C., Smith, "Corrección del manuscrito" en, Guía para la publicación de libros, UdeG, México 1991

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