sábado, 8 de mayo de 2010

Proceso editorial: filtros y filtros

No todos los investigadores o catedráticos son escritores, no todos los escritores publican, no todas las obras se convierten en libros y no todos los libros se venden. ¿Cómo puede una editorial asegurar la venta de sus obras?

Antes de llamarse “obras”, se habla de manuscritos, el cual es el primer borrador que el autor entrega al editor para su revisión y corrección. Es un proceso de discriminación en el cual no sólo interviene el editor, sino todos los participantes de la tarea. Es un vistazo general en donde se identifica la potencialidad del manuscrito para convertirse en una obra digna de ser impresa. El editor nace con un sexto sentido y lo desarrolla a lo largo de toda su carrera.

Si la obra supera este filtro, el consultor juzga eficazmente y escudriña hasta el fondo el borrador. Nuevamente, el potencial de éste es imprescindible. El consultor, además de ser un máximo lector, está capacitado para identificar las bondades, beneficios y defectos del manuscrito. El editor y él realizan un trabajo en equipo para la mejoría del trabajo del escritor, otorgan sugerencias y califican severamente los errores para ser transformados en aciertos y acreditaciones. No hay más que él pueda hacer más que leer, leer y releer los miles de caracteres ante él. Una lectura no basta, ni dos, ni tres, ni cinco, hay veces en que seis también se queda corto.

Los departamentos de producción y ventas son tomados en cuenta una vez que la obra ha sido autorizada para su publicación. Deben detallar los costos y ajustar las visione y necesidades del autor-lector-editorial, siempre en beneficio de la obra y su cliente. Es una inversión y a la vez una apuesta que jamás pierde su cualidad de expectativa y riesgo.
Si un manuscrito llegó a convertirse en libro, no garantiza (por más triste que esto sea) su venta. Existen miles de libros que permanecen en las bodegas de las editoriales, en espera de descuentos descomunales o ferias en donde alguien llegue y se los lleve. La Guillotina es una editorial de libros libres que, en favor de la lectura, su diversificación y expansión, busca reutilizar los libros olvidados para transformarlos en nuevas obras.
“La Guillotina se llama así porque utiliza papel sobrante de las imprentas, que de otra forma se habría desechado, lo que hace que los libros se puedan fabricar prácticamente gratis siempre que haya papel disponible (en este caso, por ejemplo, hubo que esperar hasta 2010, aunque el libro estaba pensado para aparecer el año pasado (ref. Poliziano, una tragedia inconclusa. E. A. Poe), a tiempo para el bicentenario de Poe); por otra parte, la editorial se llama de “libros libres” porque los ejemplares se regalan. No cuestan; ninguno de los involucrados ganamos dinero con esto. Quizá ganamos algo distinto.” (Alberto Chimal, 2010). http://www.lashistorias.com.mx/index.php/archivo/como-conseguir-un-ejemplar-de-poliziano/

Los agentes literarios buscan un espacio en el mercado para la venta del libro. Una forma de capturar la atención del público es a través de los premios y convocatorias, las cuales siempre buscan nuevos autores y propuestas). El Premio Alfaguara de Novela es uno de los más reconocidos entre los países de habla hispana, así que si observamos en la portada del libro que dicha obra fue merecedora del premio, lo compramos porque se confía en el jurado que estuvo detrás del galardón.

El mundo de los manuscritos es extenso: existen los de encargo, hechos por instituciones como fortalecimiento de la identidad de ésta; los manuscritos que no logran atravesar ese filtro y se conservan eternamente siendo eso, sólo manuscritos inéditos; y aquellos que trascienden de los borradores y correcciones de estilo para convertirse en grandes libros.

• DATUS C., Smith, "Desarrollo editorial: de la idea al libro" en, Guía para la publicación de libros, U de G, México 1991

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