domingo, 9 de mayo de 2010

Al desnudo. Lo externo e interno del libro

Los clásicos no cambian, y si lo hacen, regresan. La apariencia física del libro ha quedado intacta ante el paso del tiempo. Si alguien le menciona a otra persona “¿te gustan los libros?, una imagen preestablecida viene a la mente: una caja rectangular forrada en un material diferente a las hojas del interior, cuya portada menciona el título de la obra y el autor. Roberto Zavala hace referencia a las partes que conforman al libro en su obra El libro y sus orillas.

No todos los libros son iguales, ya que ciertos elementos han pasado de moda o a causa de las modificaciones hechas con el paso de tiempo y la evolución de la forma del libro. Lo anterior depende de las estipulaciones de la editorial, así como del manual de estilo.

De acuerdo a Zavala, un libro se distingue por las siguientes partes:

Cubierta o primera de forros. Se indican el nombre del autor o autores, título y subtítulo de la obra, número del volumen o tono, nombre de la obra completa de la que forma parte el texto y nombre de la editorial.

Segunda de forros o reiteración de portada. Generalmente, se encuentra en blanco, pero algunas editoriales la utilizan para hacer publicidad de sus mismas colecciones o de otros títulos del autor.

Páginas falsas. Páginas 1 y 2, también conocidas como hoja de respeto o cortesía y al igual que la segunda de forros, suele ir en blanco.

Falsa portada, anteportada o portadilla. Página 3, habitualmente sólo lleva el título de la obra.

Contraportada o frente-portadilla. Página 4. Suele ir en blanco, aunque algunas editoriales deciden colocar el nombre del ilustrador, traductor, etcétera o cualquier colaborador de la obra.
Portada. Página 5. Debe incluir el nombre del autor, el título completo de la obra y el subtítulo, si es el caso, nombre y logotipo de la editorial y el lugar o los lugares donde la editorial se halla establecida.

Página legal. Página 6. Se encuentran los datos que por ley tiene que llevar un libro, estos son, el propietario de los derechos de autor e información relativa a la edición original, la fecha de publicación, el nombre y domicilio de la editorial, los números ISBN correspondientes a la obra completa y al libro en particular y la leyenda “Impreso en México” o claro, el país donde se realizó.

Dedicatoria o epígrafe. Página 7. Estas primeras páginas, en México son conocidas como preliminares.

Índice general, contenido o tablas de materias. La enumeración de las divisiones o capítulos de los que consta el libro.

Texto. Lógicamente, el total del escrito. Y éste siempre comenzará en página impar.

Apéndices o anexos.

Cuadros y material gráfico.

Notas. En la actualidad, existen autores que prefieren omitir las notas a pie de página y optan
por colocarlas al final.

Bibliografía.

Glosario.

Índices analíticos.

Índices de láminas.

Colofón. El cual debe incluir, el nombre y la dirección del impresor, la fecha en que se terminó de imprimir la obra y el número de ejemplares.

Tercera de forros o retiración de contraportada. Igualmente suele mantenerse en blanco, sin embargo puede tener el mismo uso publicitario que la Segunda de forros o reiteración de portada.

Cuarta de forros o contraportada. Acostumbra ofrecer una pequeña reseña de la obra y/o ciertos datos del autor.

Dichas las partes que conforman un libro, es tiempo de referirse a las divisiones del mismo:

Cada capítulo o división debe comenzar en página impar, pero como se mencionado, varía de acuerdo a la editorial y si se trata de una edición de bolsillo. Respecto a la foliación, algunas partes se enumeran en números romanos por diferentes causas, depende de la elegancia que el editor quiera aportar a la obra.

La tipografía, por su parte, será establecida desde el momento en que se comienza a diseñar el libro, la cual obedecerá a cuestiones del editor, del diseñador e incluso a la moda artística.

El tamaño del libro va íntimamente ligado al tamaño del papel. Si bien existen términos específicos a los pliegos de papel y al número de páginas que se derivan de éstos, para fines prácticos se mencionará que el treintaidosavo equivale a libros de menos de 10 cm de altura; el veinticuatroavo a los de entre 10 y 15 cm; el dieciseisavo, entre 15 y 20 cm; el octavo, de 20 a 28 cm; el cuarto, de 28 a 39 cm; y el folio, de 40 cm o más.

La elección del papel, como se ha dicho en entradas anteriores, es de acuerdo al tipo de impresión y a los colores utilizados. Sin embargo, una categorización general si se atiende a su aspecto es la siguiente: alisados, satinados, estucados, etc., y los empleados en las imprentas se agrupan en dos clases, a) naturales, sin recubrimientos, y b) size press o encolados superficiales, pigmentados y estucados o couchés.

De nuevo con el tema de la tipografía, en relación al espacio que el texto ocupa en la página, se recomienda que sea entre el 70 y el 85%. En este sentido, el cuerpo del texto, es decir, el tamaño de las palabras se mide en puntos, y los más usuales van de 8 a 12 puntos. Los mínimos son usualmente de seis y los mayores llegan a ser de hasta 36.

Referente al interlineado, así se le llama al espacio entre dos líneas de texto, su función es abrir la escritura y así facilitar la lectura, pues resulta molesto encontrar ediciones con letra demasiado pequeña y con espacios muy cortos. Aunque se comprenden porque fueron diseñados para economizar.

Antes de continuar, al texto impreso en una página se le llama caja, caja de composición o mancha, y si mide sin tomar en cuenta los márgenes. Además del interlineado, en la caja podemos encontrar ciertos espacios en blanco, como los márgenes, colgados y sangrías.

Márgenes. Divididos en cuatro: superior o de cabeza; inferior, de pie o falda; exterior o de corte; e interior, de lomo o medianil. Para establecer sus medidas, las decisiones no son arbitrarias, sino de acuerdo a normas de estética y funcionalidad. Dentro de estas reglas, es necesario contemplar que el margen de corte ha de ser aproximadamente el doble que el medianil, y el de pie, a su vez, aproximadamente el doble que el de cabeza.

Colgados. Se definen como el espacio en blanco entre los títulos de los capítulos y la caja de composición.

Sangrías. Es el blanco al principio de la primera línea de los párrafos en la composición normal. Asimismo, es conveniente que el espaciado de los textos sea regular, pues resultan antiestéticos los blanco excesivos entre palabras.

Por último, se mencionarán los tres tipos de párrafos más usados en la actualidad. El normal simplemente consiste en un bloque de líneas de las cuales sólo se sangra la primera. El francés es aquel en donde se sangran todas las líneas a excepción de la primera. Y el moderno o americano, el cual no lleva sangrado y tampoco deja espacios blancos entre párrafo y párrafo, lo que dificulta la lectura y la localización del inicio de un nuevo enunciado.

Muchos de estos conceptos, resultan innecesarios o intrascendentes para ciertas personas, sin embargo, en el periodismo son términos básicos que se deben manejar para aplicarlos más adelante en el campo laboral, o también en el ámbito académico, como en la elaboración de una tesis.

• ZAVALA RUIZ, Roberto, El libro y sus orillas, Biblioteca del Editor, UNAM, México 1995, pp. 21-33, 51-62

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